Hay ocasiones en la vida en que nos encontramos con acontecimientos singulares con o sin valor final en nuestra vida pero que sin duda nos chocan. Desde esa bolsa de plástico que gira en un remolino infinito en un día de viento (si, como en American Beauty), o como cuando vemos circular un coche que nos perteneció a nosotros a un familiar y ahora lo conduce otro.
En este segundo caso, siempre pensamos en la historia que tendrá ahora el vehículo o como será su dueño.
Bueno pues todo este rollo es por que el otro día compramos un mueble, (si ahí seguimos amueblando la casa), bueno pues la compra fue a través de una página de anuncios de segunda mano ( si es barato, que ahora es importante).
Vendían un buró, que nos gustó en forma y precio, allá que nos vamos a ver al herr en cuestión y tras las negociaciones al final nos lo llevamos a casa (otra historia larga), al llegar allí procedimos a limpiarlo a fondo para empezar a poner cosas en cajones... en lo que era el cajón de en medio había una especie se secreter y en unos de los cajones nos encontramos esto:
El herr no hablaba nada más que sueco y vendía sus muebles ya que se había quedado viudo el pobre y se iba a vivir a una residencia. ¿Que vinculo tuvo con España?, pues será otra de esas cosa que intentamos imaginar viéndolo a el y a su casa, pero certeza no tendremos nunca.
La vida está llena de historias, tenemos que estar atentos para descubrirlas, o bien dormidos para soñarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario